¿Cómo lleváis el día? Aquí en Zaragoza hoy ha salido el sol, ¡sí! Y dan unas ganas de hacer cositas... e ir a entrenar... Jajaja, a ver si me cunde hoy más, que siempre me falta tiempo.


Si de verdad queréis sorprenderla tenéis que hacerlos, y se quedará sin palabras. Como me quedé yo cuando los probé, porque después de tantos intentos de macarons, conseguir lograr el macaron perfecto, en textura y sabor, fue increíble; vamos, tan increíble que por poco no llegaban al día siguiente, jaja. De hecho, ya estoy pensando en el sabor de los siguientes macarons... ¡creo que me estoy volviendo adicta a los macarons! Por eso es mejor regalarlos, jaja, porque como me los coma todos... Me va a dar un subidón de azúcar, que me va a durar 2 días. Jaja.
Bueno, que me vuelvo a enrollar, y no quiero que tardéis más tiempo en hacerlos. Y tranquilos, no os preocupéis si a la primera no os salen perfectos, esto es ir haciendo hasta que un día sin más... ¡voilá! Lo lograste, y entonces te fascinan tanto, que no puedes esperar para volver a hacerlos.
Así que correr... Que la cuenta atrás para San Valentín ya está en marcha.
(Aunque, si no tenéis pareja, podéis hacerlos para vosotros. Y mientras estáis en el sofá, viendo una peli y esperando a que se pase el día, zamparoslos todos. Jaja, así se te pasa cualquier depresión o enfado que te cause ese día. Jaja).
¡Apunta lo que necesitas y ponte manos a la masa!
MACARONS DE RED VELVET Y ROSAS
Ingredientes (40-50 macarons, buenos... depende de como salgan, jeje):
Para la masa de los macarons:
- 200 g de almendras molidas
- 200 g de azúcar glas
- 50 ml de agua
- 2 cucharadas de cacao en polvo
- 200 g de azúcar blanco
- 1 cucharadita de esencia de rosas
- 1 cucharadita de red velvet
- Colorante rojo intenso
- 2 claras de huevo L + 2 claras de huevo L

Para la crema de rosas:
- 120 g de mantequilla a temperatura ambiente
- 300 g de icing sugar
- 130 g de queso crema tipo philadelphia (debe estar frío)
- 1 cucharada de leche
- 1 cucharada de pasta de rosas
- Colorante rojo intenso (opcional)

Preparación:
Lo primero que haremos, y como creo que ya sabréis, será pesar y preparar todos los ingredientes que necesitaremos para hacer las conchas de los macarons.
Cuando ya lo tenemos todo listo, echamos el azúcar glas con la harina de almendras en una picadora y las trituramos durante unos 30 minutos, para poder ajustar el TPT "tanto por tanto" (esto nos permitirá obtener una mezcla homogénea y que los macarons nos queden más elegantes). Después, tamizamos la mezcla y la reservamos.

Con ayuda de una espátula, mezclamos en una cazuela, el agua y el azúcar blanco; ponemos a calentar a fuego medio, sin remover apenas. Para mantener los bordes de la cazuela limpios de los granos de azúcar, un truco muy bueno es limpiarlos con un pincel humedecido con agua fría, así evitaremos que se cristalicen. Vamos controlando la temperatura del almíbar, con ayuda de un termómetro de azúcar (dada mi experiencia, he llegado a la conclusión de que si queréis conseguir unos macarons o un merengue perfectos, es imprescindible un termómetro, ya que te ayudará a conocer la temperatura exacta del almíbar, para poder lograr un resultado impecable). El almíbar estará listo cuando alcance los 118-119 ºC.

Mientras el azúcar se calienta, echamos en el bol de la batidora las 2 claras de huevo, y cuando el termómetro llegue a los 114 ºC, comenzamos a montar las claras a velocidad máxima.
Cuando el almíbar llegue a los 118-119 ºC, retiramos la cazuela del fuego, disminuimos la velocidad de la batidora, y echamos poco a poco el azúcar cocido en las claras montadas, teniendo mucho cuidado de apoyarlo en los bordes del bol, para evitar salpicaduras y que no toque las varillas. Una vez que hemos echado todo el almíbar, batimos de nuevo a velocidad máxima para enfríar el merengue. Este merengue se llama "italiano", ya que se compone de clara de huevo cruda y azúcar cocido.
Mientras se enfría el merengue, echamos las 2 claras restantes en un bol y las mezclamos con la mezcla del tanto por tanto (azúcar glas y almendras), el cacao en polvo, la esencia de rosas y el red velvet, ayudándonos de una espátula. Obtendremos una pasta de almendras bastante espesa y de color marrón-rojizo.



Echamos el colorante y batimos a velocidad máxima, vamos añadiéndolo hasta que ha adquirido el color que queremos.
En este momento, ponemos a precalentar el horno a 180 ºC.
Con ayuda de una espátula, cogemos un poco del merengue y lo mezclamos (con mucho cuidado, y con movimientos envolventes) con nuestra pasta de almendras, para aligerarla un poco. Cuando lo tenemos bien mezclado, vamos añadiendo poco a poco el resto del merengue y mezclándolo con movimientos envolventes.



Para que os salgan unos macarons del mismo tamaño, os recomiendo que en una hoja de papel vegetal os hagáis unos circulitos, con ayuda de un cortapastas, y así solo tendréis que ponerlo debajo del papel de horno y os saldrán siempre unas conchas perfectas.

Sobre una bandeja con papel de horno, vamos haciendo montoncitos de masa con la manga. Si usáis la plantilla, colocar la manga en el centro del círculo e ir apretando ligeremante, hasta que falte un poquito para llegar al borde, dejar de apretar y levantar, repetirlo en todos los circulitos. Damos unos golpecitos suaves a la bandeja por debajo, para alisar la superficie y que la masa se asiente un poquito mejor, y los dejamos reposar unos 5-10 minutos.
Metemos en el horno y horneamos durante unos 10-12 minutos, bajándolo a 170 ºC. Sin olvidar, que debemos darles la vuelta cuando lleven la mitad del tiempo en el horno, para conseguir un horneado perfecto. Estarán listos cuando adquieran un ligero color dorado y la superficie esté un poco dura al tacto.

Mientras se enfrían, vamos a preparar el relleno de rosas.
Para ello, tamizamos el icing sugar, y lo ponemos en el bol de la batidora, con todos los demás ingredientes, menos el queso y el colorante (si decidis ponerlo). Con el bol cubierto con un trapo, para no volvernos blancos de repente, batimos primero a velocidad baja, y vamos aumentandola a medida que el azúcar se va integrando con la mantequilla. Batimos un rato a máxima velocidad, hasta que obtengamos una masa cremosa y con un color rosita muy bonito (por esto decidí no usar colorante), rebanamos bien los bordes de la batidora y volvemos a batir 1-2 minutos más.




Emparejamos las conchas que mejor encajen unas con otras, y las presionamos un poquito en el centro (por la parte plana), para que el relleno quede mejor. Colocamos una pequeña cantidad de masa en el centro de la parte lisa de la concha, y tapamos con una vacía. Presionamos un poquito para que el relleno llegue hasta los bordes del macaron. Y repetimos con todos los demás.





(Aunque para mí, al día siguiente están doblemente mejor).
Así que, si queréis sorprender a vuestra pareja el día de San Valentín con algo que no pueda rechazar, tenéis ante vosotros la elección perfecta.
Y... ¡prepararos para llegar al climax del sabor!
Jaja.
Bueno, para conservalos, si os queda alguno, basta con meterlos en la nevera en un recipiente cerrado. Aguantan así 2 o 3 días sin perder su sabor, o podéis congelarlos sin problemas, y luego sacarlos la noche anterior y meterlos en la nevera.

Y bueno, ahora os dejo, que ya no me queda ni uno y me están dando unas ganas de volver a hacerlos...
¡Pero que buenos estaban! ¡Dios miooooo!
Y con esto ya os dejo ocupados un rato, jaja. ¡Nos vemos en la próxima receta de San Valentin!
Un beso muy fuerte a tod@s y que disfrutéis de San Valentín.
"En el amor verdadero, la distancia más pequeña es demasiado grande, y sobre la distancia más larga, se pueden construir puentes." de Hans Nouwens.
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